domingo, 3 de febrero de 2008

Un ángel desplomado

Una vez el me dijo que podría volar alto solo para estar con el, que podríamos ver las luces de la ciudad en alturas cuestionables por el ser humano solo para ser recordados comos dos Ángeles enamorados. El solo me dijo impúlsate y veras a tu lado la luna salir. Veras a tu lado un ángel a tus pies. Eso hice, me impulse y volé... volé junto a pájaros que al oído me susurraban bellas canciones que hasta el día de hoy perturban los sueños que contigo tengo. Las nubes eran mis obstáculos, eran obstáculos amables ya que nunca me impidieron viajar, al contrario me invitaban a seguir volando. Cuando estaba en las alturas recordaba su rostro, pensaba en como me recibirías, en como te daría dulces besos. Te imaginaba memorizando mi cuerpo, jugando con mis manos, acariciándome. Quería invitarlo a volar conmigo, a disfrutar del canto de los pájaros, de la amabilidad de las nubes y a aprender a amarme.
El pensamiento invadió mi ser e hizo que cada ve volase más rápido, agitaba mis alas con rapidez, mi cuerpo estaba cansado pero mis alas me obligaban, no me sentía tranquila, estaba asustada, no sabía que me pasaba, me sentía abrumada, no entendía porque mi cuerpo quería más que mi cabeza. Mi corazón latía con fuerza, la lluvia mojo mi vestido blanco, ya no me sentía entusiasmada por llegar, me sentía insegura, veía que mi viaje no era lo que yo había pensado porque de a poco empezó a dañarme. Mis alas empezaron a romperse por la fuerza que hacían para llegar, fue demasiado el corte con el viento y eso sumado a la lluvia. Mire hacia mi lado y ya casi no quedaba nada de mis alas, comencé a caer por los cielos, me sentía mal. Mi cabeza no entendía nada, mi corazón latía cada vez más rápido, mi cuerpo estaba adolorido y mi pensamiento mágico destruido. Yo me había desplomado.
Nunca llegue a el, nunca pude ver las luces de la ciudad en alturas cuestionables por el ser humano con el a mi lado.